dilluns, 27 d’octubre del 2008

1. Guerra y miedo. Los orígenes del exilio del Pallars

Desde el momento en que se empieza a preparar el golpe de estado de julio de 1936, sus impulsores tuvieron claro que tenían que deshacerse de cualquier tipo de oposición. La manera de hacer olvidar los resultados de las elecciones de febrero de 1936, era conseguir que por allí donde pasaran las tropas fascistas, las cosas no volvieran a ser nunca como antes. El uso de la violencia, el asesinato y el miedo no era improvisado, estaba en la base del plan del general Mola:
“Hay que sembrar el terror… hay que dar la sensación de dominio eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros. Nada de cobardías. Si vacilamos un momento y no procedemos con la máxima energía, no ganamos la partida. Todo aquel que ampare u oculte sujeto comunista o del frente popular, será pasado por las armas”
Durante la primavera de 1937 y en abril de 1938, el Pallars acogió a centenares de refugiados que provenían de las provincias de Cádiz y Málaga. Estas mujeres, niños y ancianos huían de las tropas nacionales, de aquello que habían visto y oído; con ellos llegó la noticia de las atrocidades cometidas por las tropas rebeldes, mucho antes que el frente de guerra llegara a Cataluña.


El mes de marzo de 1938 se produce el hundimiento del frente de Aragón, con un rápido avance de las tropas rebeldes hacia Cataluña: el día 3 de abril cae Lérida, el 6 Balaguer, el 7 Tremp, el 11 Sort y hacia el 14 de abril las primeras unidades de exploración ya están en Esterri d’Àneu. El 20 están en la frontera del Pont de Rei (Valle de Arán), prácticamente sin encontrar resistencia en ningún sitio. Prueba de este rápido hundimiento es que entre el 1 y el 15 de abril, en el Pirineo se vivió un exilio prácticamente simultáneo de población civil y unidades militares republicanas, desde el valle del Cinca hasta el rio Noguera Pallaresa y el rio Noguera de Cardós. En la cabecera del Cinca, en el valle de Bielsa, resistió más tiempo la 43ª división republicana, pero también se vivió un exilio civil en abril de 1938, hacia Aragnouet. Este exilio de Bielsa fue sin duda el más numeroso y popular en los medios de comunicación internacionales durante el año 1938.

Del Pallars hacia Ariège no hubo solamente un exilio, hubo casi ocho meses de exilios intermitentes. A partir de los controles que los franceses realizaban sobre los refugiados se puede establecer la evolución del exilio del Pallars durante el año 1938. Las rutas de exilio pallarés por los valles del Salat y de Ustou confluían en Seix y después en la estación de tren de Saint-Girons. En un primer momento predominó el paso por el puerto de Salau y en algún caso por Orla, y hacia el final el paso por Marterat y otros puertos.