divendres, 24 d’octubre del 2008

6. El final de la estancia en el cuartel Gribeauval de Clermont-Ferrand

La mayoría de los 113 refugiados pallareses que estuvieron acogidos en el Centre d’hébergement des réfugies espagnols de Clermont-Ferrand, tenían parientes residentes en Francia. Para abandonar el centro de acogida hacía falta que algún pariente se hiciera cargo del transporte, el alojamiento y la manutención. El procedimiento empezaba con una carta de reclamación del pariente, dirigida al Prefecto del departamento donde éste vivía. El Prefecto se aseguraba, a través de certificados de los ayuntamientos, de que quien efectuaba la reclamación podía hacer frente económicamente a la acogida. Una vez resueltos los trámites de la reclamación y autorizada la acogida por el prefecto de Puy-de-Dome, se preparaba la salida del cuartel.

Del grupo de 61 personas que se marcharon de Alós a finales de mayo de 1938, los primeros salieron el 22 de junio de 1938. Eran de casa Miqueu, Antònia Bringué Farré y sus hijos Maria y Joan Gallart reclamados por Antoni Bringué Farré que residía en Cazeres-sur-Garonne. Les siguieron los de casa Peian, los de casa Peiró y los de casa Cabalet. Éstos últimos se marcharon el 21 de agosto y fueron a Savenay. Teresa Cortina Roig, su suegra Teresa Badia Gaspà y sus hijos José, Antoni, Jaume y Teresa Palacín Cortina, de casa Sanet d'Alós, se marcharon hacia Granges-sur-Lot el 6 de septiembre, reclamados por Antònia Cortina y Pere Roig. Los de casa Guillem, los de casa Sans y los de casa Jaumetó también fueron reclamados y salieron de Clermont-Ferrand el año 1939. La gente de Son, de casa Bonet y casa Paredé, también fueron saliendo progresivamente, hacia la localidad de Samatan.

También hubo familias que volvieron a España como es el caso de Francesca Pujades Faidelle y su nieta Isabel Abrié, de casa Canal de Lladorre, que dejaron Clermont-Ferrand el 23 de julio de 1939. Mercè Comenge Fortet, de casa Nanroi de València d'Àneu abandonó el centro el 30 de noviembre de 1939, en un momento en que el gobierno francés quería recuperar el cuartel para el uso militar, a causa de la guerra con Alemania. El 26 de diciembre de 1939 abandonaban Gribeauval los últimos refugiados que quedaban. Entre los últimos de marcharse estaba Encarnación Gallart Roquet, de casa Miqueu d'Alós, Emília Tudel Borrut de casa Pixeu de Alós, y Camil·la Perot Pedrico, su hijo Àngel Marqués Perot y su hermana Antonieta, de casa Calatxo d'Estaon, y Maria Gausiach Robert, de casa Torret d'Isil. Estas mujeres, a causa del trabajo que desempeñaban dentro del cuartel, formaban parte de un grupo de personas imprescindibles hasta el último día de funcionamiento del centro.