divendres, 24 d’octubre del 2008

4. La huida de Alós

Entre el 27 de mayo y el 1 de julio de 1938 la inseguridad, el miedo, la represión, los asesinatos y también las deportaciones de población civil hicieron que una buena parte de los habitantes que todavía se estaban en Alós se decidieran a marcharse. El miedo se fundamentaba ya en experiencias próximas de represión y asesinatos. El 17 de abril en el Prat del Fuster de Sorpe fueron ejecutadas once personas. El 24 de mayo nueve personas del valle de Unarre fueron asesinadas en el Hostal de Aidí. Nuevamente el corresponsal de La Dépêche recoge el testimonio clave de un adulto, en el momento preciso del exilio.

"Desde hace un tiempo los refugiados eran esporádicos. La tarde del sábado y la mañana del domingo 29 de mayo, hemos visto llegar a 41 nuevos refugiados en Seix: hombres, mujeres y niños, venidos de los últimos pueblos del valle del Noguera Pallaresa. La mayor parte son de Alós [...]. Preguntados sobre este éxodo tardío, ya que los nacionalistas ocupan este valle desde Pascua, todos son unánimes en declarar que su existencia se había vuelto imposible, tanto desde el punto de vista de los alimentos como en relación a la inseguridad. Uno de ellos, J. Diu [Jaume Diu Tusal, el carpintero de casa Pixeu], 60 años, nos dice que durante 22 años vivió en Toulouse. Nos explica en buen francés cómo el pueblo español sufre en este momento, físicamente todavía más que moralmente. Le pasamos pues la pluma: «Soy un propietario bueno de Alós, donde vivía cómodamente. El año pasado con motivo de los acontecimientos que trastocaron a nuestro desgraciado país, constituimos un comité local republicano, del que era presidente. El Tort de Alós, de quién debéis conocer la fama, era el secretario. Éste, con muchos otros, pasó los puertos los primeros días de la llegada de las tropas franquistas a Esterri.
Todos los que estábamos marcados tenemos que vivir permanentemente con angustia, a disposición de una patrulla. Sabíamos la suerte que nos esperaba ya que mucha buena gente de Esterri, o de otros lugares, han sido diariamente martirizados y fusilados. Otros han sido evacuados hacia destinaciones desconocidas y nunca más han dado señales de vida. Desde que los republicanos dan signos de actividad en las montañas, de Campirme hasta Tremp, refuerzos nacionalistas llegan diariamente a Esterri y hasta Isil. El jueves pasado [26/05/1938], hacia las 9, 17 Guardias Civiles llegaron a Alós y requisaron el ganado y los comestibles. También trataron de detener los destacados del pueblo, que ya habían huido cuando los Guardias se acercaron al pueblo. Nuestro pueblo que hasta aquel día sólo había recibido la visita de algunas patrullas ha sido pues ocupado. Ha seguido la suerte de los pueblos de abajo en la Ribera donde la población es desposeída de ganado y comestibles y diezmada por ejecuciones sumarias. Así pues, para escapar del hambre, de los actos más que bárbaros y, algunos de nosotros, de la muerte segura, después de una cruel espera, hemos abandonado casas y bienes para llegar a Francia donde empezamos a respirar a pesar de nuestro triste final [...] J-D».
"(La Dépêche, 31/05/1938)

Unas sesenta personas procedentes de Alós, de casa Jaumetó, Cabalet, Peian, Peiró, Pixeu, Sanet, Vinyau, Guillem, Marieta, Miqueu, y Sans, de casa Torret d'Isil y un matrimonio de Son decidieron huir conjuntamente. Casi todos fueron conducidos hasta un centro internamiento para refugiados en Clermont-Ferrand, departamento de Puy-de-Dôme. A través de los recuerdos de los niños que vivieron este exilio y que hoy son los únicos que lo pueden explicar en primera persona, se ponen de manifiesto algunos detalles interesantes. Alós continuaba sin estar ocupado pero sus habitantes empezaban a sufrir la presencia más continuada de tropas franquistas. Así lo muestra el atestado y el mapa que los gendarmes hicieron unos días después cuando interrogaron una unidad de exploración republicana que entró a Francia por Salau.

Aquel día 26 de mayo de 1938 la Guardia Civil se presentó en Alós por la mañana, preguntando por algunos de los vecinos.

“Su padre [Antoni Palacín Badía] dice que estaba en la plaza y llegó la policía y le preguntaron si conocía a Antonio Palacín, el de casa Sanet, y entonces él dijo: «pués mira ahora pasó por allá abajo que iba por aquella…» digo, tuvo coraje, ¿fuerte, eh? que otro pues dice «sí, soy yo». Uh! Lo enganchan y lo matan como… [...] y él se marchó del otro lao, ¿qué te parece?” (Juliana Boada, agost 2007)

Los guardias también fueron a la taberna de casa Jaumetó, preguntando por el cabeza de familia, Joan Cortina Esplandiu. Antònia Vidal, su esposa, dijo que se encontraba en unas bordas muy alejadas, con los animales y que tardaría en volver. Joan en realidad había ido a Francia a buscar contrabando. Por la noche, con la casa llena de guardias, Antònia Vidal, que estaba embarazada, Mercè Comenge (una chica de 15 años que trabajaba en la casa), y los dos hijos del matrimonio se escaparon por una ventana y llegaron al pajar sin ser visto. Durante aquel día las familias fueron organizándose y de noche unos cuantos se fueron concentrando en la serrería de Alós. Desde la Molina continuaron hasta la borda de Socampo. Allí se pudieron resguardar de la lluvia. Por la mañana, ya con sol, continuaron el viaje montaña arriba, hasta que pronto encontraron nieve.

Casa Jaumetó: "cuando él llegó pasamos hacia el pajar, que allí había otra puerta falsa [...] ya sabíamos a qué hora llegaba, y le explicamos la situación, él dijo «pués nos marchamos, nos marchamos, nos marchamos corriendo»" (Mercè Comenge Fortet, enero 2008)

Casa Sanet: "Salimos de aquí [del pueblo de Alós] pienso que debían ser las dos o las tres de la mañana y un recuerdo que tengo que la abuela, abajo teníamos gallinas y para no perder tiempo desangrándolas, les cortó el cuello y las cabezas saltaban a un lado y el cuerpo hacia el otro, una escena de ... horrible, digamos." (Antoni Palacín Cortina, agosto 2007)

Los que se quedan y los que se marchan: "Estaba allí [en casa] y todos me llamaban desde la calle, bueno ya lo sabía del día antes [...] que querían marcharse sí, todos bajaban por esta calle de atrás y todos me llamaban y yo lloraba porque se marchaban y los acompañé un poco [...] allí nos acabamos de despedir y ya digo yo llorando, y yo para acá y los otros hacia allí" (Antònia Caujola Juanati, mayo 2008)

La nieve en el puerto: "A la pequeña [Pilar, la sobrina] mi hermano se la puso... tenía un mes... subíamos la montaña y había nieve en la montaña y entonces se la puso dentro de la camisa... [silencio] ¡Sí!” (Palmira Llorens Teig, mayo 2008, traducido del francés)

El día 27 de mayo atravesaron el puerto de Salau. Iniciaron el descenso y aquella noche, algunos durmieron en la borda de Pouilh, a medio camino entre el puerto y el pueblo de Salau.

El día 28 llegaron a Salau y, seguramente, encontraron a los gendarmes por primera vez. Las mujeres y niños de casa Jaumetó, Antònia Vidal, sus hijos Maria y Joan Cortina y Mercè Comenge continuaron inmediatamente el viaje hacia Seix. El motivo fue el estado de gravidez y de salud de Antònia Vidal, que necesitó asistencia médica en Seix y cuatro días de reposo en el hospital de Saint-Girons. El resto de refugiados no fueron fichados aquel día, seguramente llegaron a un acuerdo con los gendarmes a los que conocían de los negocios de la frontera. Las familias permanecieron alojados en casas de Salau y los cabezas de familia se quedaron escondidos en la montaña. En el momento en que decidieron continuar su viaje hacia el interior de Francia, las familias se separaron. Los hombres jóvenes permanecieron escondidos en las montañas y las mujeres, los niños y los viejos fueron trasladados de Salau a Seix en autobús. En Seix las autoridades tomaron nota de sus datos personales, pasaron una revisión médica y fueron vacunados contra la viruela. Al día siguiente, cogían el tren en Saint Girons con destino a la ciudad de Clermont-Ferrand donde serían acogidos en el Centre d’hébergement des refugiés espagnols, instalado desde 1937 en el antiguo cuartel Gribeauval.
Los hombres jóvenes continuaron escondidos en las montañas todo el verano, observando la situación e intentando recuperar algo de ganado que entrarían clandestinamente a Francia y que les permitiría permanecer en el país sin ser expulsados. Finalmente casi todos entraron en Francia clandestinamente para reunirse con sus familias.

En el pueblo de Salau: "no había nada, era verdaderamente un desierto, dos o tres casas que mi hermano mayor conocía porque hacía un poco de contrabando" (Palmira Llorens Teig, mayo 2008, traducido del francés)

Alojados en Salau: "Bajamos a Salau, y en Salau no sabíamos si nos marchábamos o si nos quedábamos, entonces mi hermano mayor [Nando Llorens] que estaba escondido con Sanet, estaban escondidos en la montaña y decían «no os marchéis todavía, no os dejéis ver, que quizás allí bajo la policía se marchará, Franco se marchará y podremos volver a casa. Y finalmente ellos se quedaron en la montaña" (Palmira Llorens Teig, mayo 2008, traducido del francés)

Verano en la montaña: "mi padre vivió todo el verano aquí, para ver si podía salvar algún animal, porque tenían mucho ganado, unas trescientas ovejas, cabras, vacas y yeguas, gallinas, y él pensaba que quizá la situación se calmaría y podríamos regresar, pero después hubo... se retiró igualmente hacia Francia y allí vivía clandestino, la policía le habría cogido." (Antoni Palacín Cortina, agosto 2007, traducido del catalán)