divendres, 24 d’octubre del 2008

2. El primer gran exilio

Entre los días 7 y 10 de abril de 1938, se produce la máxima afluencia con casi 500 refugiados a través de Salau. Aunque este exilio se produce en un momento de desbandada general es sobre todo un exilio local. La motivación del exilio fue continuar al lado de la República y el miedo a los combates, la represión y los abusos sobre la población civil. Pasando por Salau, en estos días previos a la ocupación fascista encontramos grupos numerosos: de carabineros de Alós y sus familias, de refugiados malagueños que hacía meses que vivían al alto Pallars, de familias pallaresas, y sobre todo también muchos hombres del valle de Àneu en edad militar. Entre los primeros que pasó hubo un ganadero con 10 mulas, hecho que quizás no fue casual, y que debió facilitar el paso a través de la nieve.

Todos ellos fueron retenidos e identificados en el pueblo de Salau. De allí mujeres, niños y viejos eran transportados en autobuses hacia Seix, donde se vacunaba a todo el mundo, y donde eran alojados, a menudo con la colaboración de la población civil francesa y de los comerciantes, pagados por el gobierno francés. Los hombres bajaban los 14 kilómetros hasta Seix a pié. La siguiente etapa era la estación de Saint-Girons, desde donde los hombres eran inmediatamente repatriados en España y la población civil alejada de la frontera, conducida en un primer momento hacia la ciudad de Rodez, en el Aveyron.

El exilio del puerto de Salau fue casi anónimo, sin portadas en ningún periódico, pero fue inventariado por los gendarmes y descrito detalladamente en unas pequeñas crónicas del corresponsal de La Dépêche en Seix. Acompañando y hablando al azar con los refugiados el periodista fue recogiendo impresiones e informaciones precisas.

"Ayer decíamos frontera infranqueable hablando de la del Ariège, pero la rabia de la desesperanza hace surgir energías que sobrepasan los límites de las fuerzas humanas, y hoy la población, huyendo de las tropas Moras de Franco –es así como nos lo explican- cruzaba el puerto de Salau, el más accesible del Ariège, a pesar de sus 2.045 metros de altitud y a pesar de la altura de la nieve que parecía prohibir el acceso" (La Dépêche, 08/04/1938)

"Una mujer ha dado a luz a 6 kilómetros de Salau, en plena montaña y sobre la nieve. Los habitantes de Salau y los Guardias Móviles han ido a socorrerles. Parece que el recién nacido está vivo [...] llegan a cada momento en pequeños grupos. Las mujeres lloran llevando criaturas. Los hombres andrajosos [...] con la mirada fija, palabras entre los dientes, la barba larga. [...] Los más débiles se estiran cerca del camino y esperan el próximo grupo que los atrapa, para continuar bajando con ellos [...]. Nos unimos al primer grupo formado por 7 hombres, 5 niños, 6 jóvenes, y 2 hombres de 50 años. Poco después aparecen 27 mujeres y niños en un estado lamentable. Se les vacuna en la Gendarmería de Seix. A las 19:30 otros 35 refugiados, acompañados de carabineros pasan hacia Couflens; otros 40 a las 22 horas. Éstos últimos precisan que por la montaña bajan más de 300 de sus compatriotas. Huyen porque están seguros, dicen ellos, que los soldados italianos y alemanes saquean y masacran todo en su paso. [...] Llegan de Esterri; pero entre ellos hay refugiados del sur de España, venidos hace 7 ó 8 meses, de Algeciras, de Cádiz y de Málaga. En Seix se les aloja en las casas y comen en el hotel. Se da leche a voluntad a los niños" (La Dépêche 08/04/1938)

"Pudimos hablar con Trinidad López Delgado, 38 años, nacida en Málaga [...]. Se ha marchado de su país a causa de la aviación franquista y por el miedo a los legionarios marroquíes. A causa del buen tiempo asegura que no ha sufrido mucho durante el viaje, excepto en lugares donde la nieve le llegaba hasta la cintura. Agradece a los franceses la acogida y sus atenciones, sin olvidar a la «guardia civil» de Salau" (La Dépêche 09/04/1938)

"La mujer que parió a 6 kilómetros de Salau, dando así un pequeño francés a nuestro Couserans, fue recogida en Salau por una mujer extraordinaria, Madame Pujol, que perdió a tres hijos durante la gran guerra. Esta mujer se significó por su trabajo durante las inundaciones de octubre. La tenemos que felicitar por su buen corazón de ayer y de hoy. El bebé de la refugiada se porta de maravilla, en el futuro podrá recordar el lugar donde nació: cerca de un camino sobre una cuna de nieve" (La Dépêche 10/04/1938)

"La miseria de los refugiados. La semana pasada una decena de refugiados fueron dirigidos a Rodez. Este convoy es un resumen impactante del drama español. Había una madre valiente con sus 8 hijos, el más joven de los cuales tenía sólo unos meses. Provenientes de Málaga hace un año, a causa de la huida fueron separados del padre de quien no han podido tener noticia alguna. Con esta desgraciada familia viajaba un anciano de 66 años, exiliado él también de Málaga, y que había visto a todos sus hijos y a su mujer muertos por un torpedo. El anciano, superviviente de la guerra de Cuba, explicaba tristemente sus desgracias; sus ojos apagados, ya que era casi ciego, lloraban con melancolía y nos decía que él sólo esperaba la tumba como una liberación" (Le réveil Saint-Gironnais, 01/05/1938)


2.1. El 7 de abril de 1938. El exilio de los carabineros de Alós

José María Garza Catalán era un joven carabinero destinado a la aduana de Alós d'Isil desde primeros de 1936. Casado con Teófila Gil Cuesta, tenían un niño, Ramón, nacido durante la estancia en Alós. Con el golpe de estado los carabineros permanecieron siempre fieles a la República. La familia Garza entró en Francia el 7 de abril a las 15 horas, el día 8 fueron fichados en Salau. Con ellos hemos podido constatar la presencia de otros carabineros de Alós, como Antonio Aguilar Peña y su esposa Isabel Campillo Anche. Los hombres fueron conducidos a Cerbere y hacia Cataluña, las mujeres y niños hacia Rodez. Hacia el año 1990, José María escribió en Toulouse, unas breves memorias del exilio de los carabineros.

“Esto era sobre los primeros días de Abril de 1938. En este momento nos reunió el comandante de Puesto y nos dijo: «he recibido noticias del teniente el cual me dice que pasemos la frontera lo antes posible». Todos como uno así lo hicimos. Fuí a casa y le dije a mi mujer: «prepara lo más necesario en una maleta que vamos a pasar la Frontera» y así lo hicimos todos [los] de las Aduanas. Yo llevaba el fusil y la pistola, una manta y la maleta, mi mujer llevaba el chico. Cuando nos cansábamos poníamos la manta encima de la nieve y descansábamos, había bastante nieve [...] y un viento muy frío. Nuestro hijo llevaba la cara con sangre a causa del frío y el viento. Aquello era una procesión interminable, todos deseando llegar a tierra Francesa. Me recuerda la brecha de Roland. Serían sobre las tres de la tarde, llegamos a la cúspide donde había dos montañas y un muy estrecho paso que sólo podían una o dos personas donde había escrito en grandes [letras] España-Francia. Al pisar tierra francesa dijimos: «viva La Libertad, ya somos libres», nos abrazamos y no pude por menos que llorar. Ahora ya íbamos cuesta abajo y ya llegamos a la paridera o borda al anochecer donde allí pasamos a la intemperie deseando que hiciera de día.
Para llegar al pueblo de Salau, antes de llegar al pueblo en camino había una mesa y cinco gendarmes te pedían la documentación y te recogían los fusiles y las pistolas así ya quedábamos desarmados. Una vez en el pueblo de Salau las mujeres y los niños de un lado y los hombres de otro lado. Las mujeres y niños se los llevaron en camiones. Este momento fue muy amargo. Y nosotros fuimos en diferentes etapas a Saint Girons. Antes de llegar a Saint Girons pasamos Seix donde nos vacunaron. Al día siguiente llegamos a Saint Girons conducidos por gendarmes como si nosotros fuésemos criminales. En Saint Girons montamos en el tren con dirección Toulouse. En la estación nos esperan los Gardes Mobiles con el fusil y formados. Muchos comités nos daban paquetes con comida y los guardias móviles no les dejaban acercarse a nosotros y como podían la pobre gente nos daban paquetes por las ventanillas”
(Archivo de la familia Garza)